Asociar a Maduro y sus decisiones con Chávez y el socialismo es una estrategia de alta inteligencia. El verdadero enemigo es el legado del socialismo y Chávez, pero el mensaje ambiguo de maduro sigue siendo una molestia; promete socialismo a la vez que se aferra al desarrollo del capitalismo. Esto último es el espacio de provecho para Trump que a través de sus licencias y sanciones hace que la aguajería de maduro se convierta en entrega y concesiones.

Maduro es incapaz de sacar a Chevron y a las otras empresas de los campos que explotan, pero amenaza con no recibir a los deportados; ¡da risa!, si no fuera una reacción tan pendeja y cruel. El arma más letal de un país petrolero es el petróleo, pero Maduro usa como su moneda de cambio a los deportados.

Sin embargo, sin soberanía todo está perdido. La fuerza de Venezuela está en ser independientes del capitalismo y sus relaciones de producción; sin capitalismo no hay chantajes capitalistas.........

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