El cinturón de la verdad
Hoy damos comienzo a esta serie de las siete piezas de la llamada Armadura de Dios. El apóstol Pablo finalizando su hermosa y profunda carta a los Efesios, en el capítulo 6, da instrucciones específicas a cada uno en los roles en la familia. Luego, los insta a buscar la fortaleza en el Señor e inmediatamente comienza a hablarles acerca de la importancia de vestirse y protegerse con toda la armadura que Dios nos ha otorgado. Con la finalidad de poder estar firmes contra las asechanzas, insidias, ataques, artimañas, trampas e intrigas del diablo (Ef. 6:11); todos estos sustantivos usados en las múltiples traducciones que podemos encontrar de las Sagradas escrituras, nos dan una visión clara sobre las intenciones del enemigo.
Pablo, estando encarcelado en Roma, siendo custodiado por un soldado romano, tuvo una revelación acerca de la lucha espiritual que viven los creyentes, siendo atacados constantemente por las fuerzas del mal. Al observar detalladamente cada parte de la armadura del soldado pudo trasponer cada una de sus piezas a su equivalente en el mundo espiritual. Recordemos que en otra de sus epístolas, el apóstol escribe esta afirmación: “Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Col. 1:12-14. Resaltamos esta frase tan contundente y trascendente para todo creyente; pues, aunque ciertamente hay luchas espirituales, estando en Cristo hemos sido librados del poder de las tinieblas y podemos vivir en el reino de Dios, refiriéndose a vivir bajo sus principios.
De tal manera que, para poder vivir de acuerdo a los principios de Dios, es nuestra responsabilidad........
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