El inesperado programa que salva a los jaguares de la extinción
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SONORA, México — Este paisaje no parecía ser un lugar donde encontrar jaguares, el felino de la selva más famoso del mundo.
El suelo estaba reseco, rocoso y casi en su totalidad de color café, a excepción del ocasional cactus o palmera. Hacía tanto calor que incluso algunos de los espinosos nopales se estaban marchitando.
Sin embargo, ahí estaba — en la pantalla de una cámara con sensor de movimiento amarrada a un roble cerca del lecho de un arroyo seco. Al menos una semana antes, un gran jaguar había caminado exactamente por donde yo me había parado. Incluso desde la pequeña pantalla de la cámara, el felino se veía imponente, con sus grandes patas y una amplia mandíbula que podría destruir cráneos.
Era una tarde calurosa de abril y me encontraba en la Reserva del Jaguar del Norte, un área protegida en Sonora, aproximadamente a 200 km al sur de la frontera con Arizona en los Estados Unidos. La reserva y la región a su alrededor albergan a la población de jaguares más septentrional del mundo, los felinos más grandes del hemisferio occidental, así como otras tres especies de felinos salvajes: ocelotes, linces y pumas.
El de la pantalla se llamaba El Guapo. Es el más grande de los cinco o seis jaguares que habitan en la reserva y probablemente haya engendrado a varios cachorros, me comenta Miguel Gómez Ramírez, el gerente de la reserva.
El Guapo tiene una personalidad audaz: mientras algunos de los jaguares del parque se asustan con el flash o el sonido de las cámaras con sensores de movimiento esparcidas por la reserva, saltando como gatos de casa sorprendidos, al Guapo no parece importarle. Es como si supiera que está en la cima de la cadena alimenticia.
Mientras los jaguares son a menudo asociados con las zonas tropicales, alguna vez se extendieron tan al norte como al Sur de California, el Gran Cañón y posiblemente incluso Luisiana. ¡Estados Unidos tenía jaguares!
Y después, no fue así.
A mediados de 1900, los ganaderos y cazadores habían exterminado a estos felinos — como muchos otros depredadores salvajes — en gran parte porque eran vistos como una amenaza para el ganado. Los jaguares ocasionalmente matan vacas, aunque muy pocos casos de ataques a ganado se han verificado en los Estados Unidos.
En las últimas décadas, varios jaguares machos han regresado a su hábitat histórico en el suroeste de los Estados Unidos– más recientemente, en diciembre de 2023. Los extraordinarios avistamientos dan a los defensores del medio ambiente la esperanza de que algún día los jaguares puedan regresar a los Estados Unidos, reparando así una cadena alimenticia rota y recuperando una importante pieza faltante de la cultura indígena en la frontera.
Todos los jaguares que han aparecido en Estados Unidos vinieron del norte de México — de la región donde ahora me encontraba — deslizándose a través de algunas de las secciones del muro fronterizo que aún están abiertas.
Cualquier posibilidad que ahora tengan los jaguares de regresar a los Estados Unidos depende de mantener aperturas en el muro fronterizo y una amplia reserva de felinos por el norte de México. Los jaguares sólo pueden restablecerse en su rango de distribución al norte si son lo suficientemente abundantes en México, donde están en peligro de extinción. Como en los Estados Unidos, los ganaderos de Sonora tienen una larga historia matando felinos por su percibida, y en ocasiones real amenaza para su ganado.
Si bien la Reserva del Jaguar del Norte ayuda a proteger a los felinos salvajes en Sonora, lo que realmente me trajo a México fue un proyecto para conservar jaguares que se extiende mucho más allá de los límites del parque.
Durante muchos años, un pequeño grupo de científicos y defensores han estado trabajando para presentar a los jaguares de Sonora bajo una perspectiva diferente — para convertirlos de villanos hambrientos a importantes actores dentro de un ecosistema, brindando recompensas financieras a los ganaderos. Esta apuesta parece estar dando frutos: la población de jaguares en la reserva y en la región de rancherías a su alrededor parece estable, o hasta parece estar creciendo, brindando esperanza de que la gente pueda vivir en armonía con los depredadores que alguna vez odiaron.
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Se puede decir que la Reserva del Jaguar del Norte está en medio de la nada.
Viajé allí el mes pasado con Roberto Wolf, un veterinario que lidera el Northern Jaguar Project (NJP), una organización sin fines de lucro que supervisa el refugio. Después de cruzar la frontera al sur de Tucson, manejamos alrededor de otras cuatro horas hasta un encantador pueblo ganadero llamado Sahuaripa, donde las estrechas calles estaban bordeadas de casas coloridas y llenas de perros callejeros.
Desde allí, fueron un par de horas más hasta la reserva, en gran parte por caminos de tierra accidentados. (Me sentí como si estuviéramos en uno de esos comerciales de automóviles todoterreno que solo son útiles en este preciso escenario).
Un rato después de entrar a la reserva nos detuvimos junto a un tronco al costado del camino. Estaba cubierto de marcas de arañazos, como el brazo de un sofá en una casa llena de gatos. Eso fue obra de un puma marcando su territorio, dijo Gómez Ramírez, quien nos recibió en el parque. Señaló hacia una cámara con sensores de movimiento que previamente había capturado el comportamiento.
Justo antes de llegar a nuestro campamento, un zorrillo cruzó frente al coche, se paró en sus........
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