¡Tenete fino, mundo!
Las mujeres aristócratas, hasta la Revolución Francesa, embutían sus torsos en estructuras que les moldeaban las siluetas con cinturas diminutas y curvas prominentes. Corsés se llamaban estos precursores de los implantes y la extracción de costillas, con las que hoy día fabrican, en serie, cuerpos femeninos de quirófano.
Siguen existiendo. Menos evidentes, igual de rígidos y agresivos. Pueden ser unos zapatos puntudos o un sombrero estilo picador de toros… O, lo peor, pueden ser corsés mentales, los más peligrosos.
En la posesión del presidente 47 de Estados Unidos, quien regresa a la Casa Blanca con la lección aprendida y el apoyo indiscutible de los republicanos y las mayorías en el Congreso y el conservadurismo de las Cortes -¡y el gran concepto en que se tiene!-, no sé cómo la Primera Dama, con........
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