Nos robaron la palabra
Es fundamental que, desde la oposición, entendamos que el camino no es el odio visceral a Petro. Esa rabia sin estrategia no convence, no suma, no rompe burbujas.
Hace unos días hablé con una amiga, petrista hasta los tuétanos. Repite todo lo que dice el gobierno, aunque la realidad le grite lo contrario.
Cuando tocamos el tema del hundimiento de la consulta, reaccionó de forma visceral. Estaba indignada con la manera en que algunos congresistas de la oposición celebraron frente a las cámaras: gritos, euforia, hasta madrazos de emoción.
Con rabia me dijo: “¿Cómo pueden celebrar que a los pobres no les vayan a pagar más? ¡Eso es lo que están celebrando!”
Su molestia era genuina. Y aunque me alegraba que esa farsa no pasara, entendí que la oposición falló en la forma: no supo explicar por qué se hundió la reforma ni qué se evitaba con eso.
Y ojo: cuando hablo de oposición, no me refiero solo a la derecha, como Petro ha querido imponer en el imaginario colectivo, esa narrativa facilista donde ser de derecha es un delito, y todo el que........
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