El Chato Matta llegó al restaurante por un cebichito de cachema y un arroz con mariscos, su quesito rallado encima y ajicito molido. Para calmar la sed pidió una jarrita de chicha morada heladita.

“María, el gran Pancholón me estuvo reventando el celular. Ya se había bajado una botella de Cartavio XO con una bailarina de un programa de televisión. ‘Chatito -me dijo-, tú eres mi hermano, el único en este mundo de traidores y puñaleros, de los que te volteas y te maletean a forro. Esta noche la hacemos. Tengo cancha libre, la ‘tóxica’ sigue en Barinitas con su familia. Yo mismo soy con el roncito, las alitas al limón y un par de pantaloncitos nuevos’.

Cuando llegué, cantaba a todo volumen una salsita clásica que tanto le gusta: ‘Yo, yo, yo, creo que........

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