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Las herencias que he perdido
Cuando mi padre se jubiló en un pueblito del oriente del país, (él, toda una personalidad en el mundo azucarero) recibía visitas de miembros del sindicato al que siempre perteneció. En una esquina habanera Luis Martel Rosa, por entonces secretario nacional de la organización en el sector, preguntó por él, lo cual quiere decir que el interés por quienes trabajaron en la agroindustria y aportaron sabiduría, experiencia y sobre todo –prácticamente la vida- venía desde “arriba”.
Por ejemplo, años después de la “conclusión de su etapa laboral, por derecho, viviendo en la capital, la directora de una casa de abuelos -quien lo veía pasar en busca del periódico-, lo invitó para que conociera esa instalación por, “si deseaba........
© Tribuna de La Habana
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