Foley y Shaikh: Nobles de la economía sin Nobel
En este comentario, Michael Roberts se basa en las autobiografías de Duncan Foley y Anwar Shaikh para reflexionar sobre las importantes y trascendentales contribuciones de cada uno de ellos.
Si alguna vez hubo dos merecidos candidatos al llamado premio Nobel de Economía, ésos fueron Duncan Foley y Anwar Shaikh. Pero en lugar de ello, el premio del Riksbank se concede a economistas de la corriente dominante, a menudo con la pretensión más oscura de esclarecer cualquiera de las cuestiones económicas y sociales candentes de nuestro tiempo.
En cambio, a lo largo de sus dilatadas carreras, Foley y Shaikh han aplicado sus amplios conocimientos teóricos a las cuestiones macro y microeconómicas que importan: Foley sobre el papel del dinero, el crecimiento, los ciclos y la desigualdad; Shaikh sobre las crisis, el comercio internacional, los beneficios e incluso la bolsa.
Tanto Foley como Shaikh han basado gran parte de sus contribuciones en el análisis del valor del capitalismo de Marx. Sin embargo, ambos prefieren no ser considerados economistas marxistas. ¿Por qué? ¿Dónde siguen Foley y Shaikh a Marx y desarrollan su análisis y dónde divergen? Permítanme basarme en sus propias autobiografías breves que se encuentran en el excelente A Biographical Dictionary of Dissenting Economists, editado por Philip Arestis y Malcolm Sawyer (2001)[1].
Foley ha dicho que «mi proyecto intelectual era entonces (y sigue siendo) encontrar fundamentos firmes para las teorías económicas del dinero y la estabilidad macroeconómica». En colaboración con Miguel Sidrauski, en su libro Monetary and Fiscal Policy in a Growing Economy (1971), demostró que la estructura neokeynesiana IS-LM es incompatible con cualquier concepción de una demanda independiente de inversión. «Pudimos introducir el dinero y los activos financieros sólo de manera ad hoc y nuestro riguroso tratamiento del equilibrio stock-flujo parecía descartar un papel autónomo de las empresas y de las decisiones de inversión de las empresas en este tipo de modelo». En otras palabras, el modelo de equilibrio neoclásico/nuevo keynesiano no podía explicar los motores de la inversión en el capitalismo. Ni rastro del ánimo de lucro!
Foley desempeñó un papel único al intentar unificar la economía de equilibrio walrasiana con la economía política clásica de Malthus y Ricardo, y Marx. Prácticamente llevó la teoría del equilibrio general al MIT. Foley confiaba en que, entretejiendo el dinero en el equilibrio general, podría demostrar cómo funcionan realmente las economías.
Inspirándose en Marx, Foley reconoce que las economías se rigen por los beneficios. Una mayor participación en los beneficios impulsa el crecimiento, algo que no aprecian los economistas postkeynesianos y heterodoxos, que consideran que las economías capitalistas están «dirigidas por los salarios», es decir, dependen del consumo de las masas («demanda efectiva») y no de los beneficios del capital.
Al trasladarse a Stanford, participó por primera vez en un renacimiento de la teoría económica marxiana y sraffiana. En palabras de Foley «Emprendí un estudio de Marx para ver si ofrecía un enfoque alternativo coherente de la economía y si este enfoque podía abordar los problemas del dinero y la estabilidad macroeconómica que me habían obsesionado». La culminación de este estudio fueron las obras fundamentales de Foley, Money, Accumulation and Crisis (1986a) y Understanding Capital: Marx’s Economic Theory (1986b). De hecho, en 1976, Foley escribió una de las explicaciones más sucintas y claras de la teoría monetaria de Marx en su prefacio a la obra maestra de Suzanne de Brunhoff, Marx on Money.
Foley afirma que «llegué a la conclusión de que Marx ofrecía una teoría económica coherente y consistente. La concepción marxiana del circuito del capital es una alternativa al equilibrio walrasiano como concepción del sistema económico en su conjunto y aborda algunas debilidades importantes del paradigma walrasiano. El circuito del capital es en el fondo una concepción dinámica, y no estática, de la interacción económica. Marx también explica correctamente la aparición del dinero simultáneamente con el desarrollo del intercambio y del sistema de mercancías, en lugar de insertar el dinero y las finanzas en una economía de trueque, como hacen muchos teóricos monetarios» (1976). En mi opinión, fue esta toma de conciencia de Foley la que condujo al éxito de sus libros sobre las crisis capitalistas.
Sin embargo, Foley considera que «en Marx no había una solución completa a mis problemas de dinero y estabilidad macroeconómica. Marx aborda sólo tentativa e incompletamente el problema de la articulación de los aspectos microeconómicos y macroeconómicos de la economía. La teoría monetaria de un dinero estándar mercancía que desarrolló sobre la base del trabajo de Tooke necesita una revisión fundamental para abordar las instituciones y los problemas financieros modernos». Para mí, más que una revisión de la teoría monetaria de Marx, yo vería la tarea de desarrollar esa teoría en el mundo de las economías fiduciarias. De hecho, otros trabajos de autores marxistas han demostrado que el enfoque de Marx es superior a cualquier otro, incluida la tan cacareada Teoría Monetaria Moderna (Roberts 2019).
Foley no se considera marxista. Lo deja claro en su propia ambigüedad sobre la cuestión. Cuando se incorporó al departamento de Economía de Stanford, «me vi presionado a definirme como marxista o como economista neoclásico. Me temo que no pude satisfacer a ninguno de los dos. Hay muchas ideas fundamentales en Marx con las que estoy de acuerdo: el enfoque general del materialismo histórico para el estudio de las sociedades humanas; la insistencia en la importancia de las divisiones de clase y la explotación en el análisis de la dinámica social; los vínculos entre el dinero y el tiempo de trabajo social enunciados por la teoría del valor de Marx; el circuito del capital; la centralidad del cambio tecnológico para el desarrollo económico capitalista; la crítica de la forma mercancía como principio de organización social; y el análisis de la teoría social en términos de contexto ideológico, por ejemplo. Pero otras partes del discurso de Marx me parecen fuera de lugar: su explicación de la evolución de los niveles de vida de los trabajadores en el desarrollo capitalista es autocontradictoria; su relato del cambio revolucionario basado en el conflicto de clases es incoherente; y sus presunciones sobre las instituciones de las economías socialistas parecen ingenuas hasta el punto de la irresponsabilidad».
Foley parece rechazar la idea marxiana de que el conflicto de clases es el motor de la historia humana; y considera que cualquier imagen del socialismo sin clases es «irresponsable e ingenua». De hecho, en una reciente emisión de SOAS-NSSR en YouTube (Foley 2022), afirmó que «Marx quería una planificación central de arriba abajo. Y Marx se equivocó en eso porque la explotación continuaría con la nueva clase política». Continuó diciendo que, dado que alcanzar el socialismo «era más difícil que detener el calentamiento global», los economistas de izquierdas necesitan desarrollar políticas para «mejorar las cosas dentro del sistema», al igual que los trabajadores se las arreglaron con las Factory Acts en la Inglaterra victoriana de Marx para regular las horas y las condiciones de trabajo. Como entonces, fue encontrar divisiones dentro de la clase capitalista lo que permitió la reforma.........
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