El FMI, Georgieva y Keynes
La actual jefa del FMI, Kristalina Georgieva, busca un segundo mandato de cinco años como directora gerente del FMI después de haber sido nominada por una serie de países europeos para dirigir la institución. Recientemente pronunció una serie de discursos en los que esbozó lo que, en su opinión, el FMI debe hacer durante el resto de esta década.
Afirmó que las principales economías están experimentando una desaceleración y un bajo crecimiento del PIB real y, según ella, la razón es la creciente desigualdad de riqueza e ingresos. “Tenemos la obligación de corregir lo peor de los últimos 100 años: la persistencia de una alta desigualdad económica. Las investigaciones del FMI muestran que una menor desigualdad de ingresos puede estar asociada con un crecimiento mayor y más duradero”.
Es un argumento nuevo. Hasta hace poco, el FMI consideraba que un crecimiento más rápido dependía de una mayor productividad, el libre flujo de capital, la globalización del comercio internacional y la «liberalización» de los mercados, incluidos los mercados laborales (lo que significa debilitar los derechos laborales y los sindicatos). La desigualdad no entraba en juego. Ésta era la fórmula neoliberal para el crecimiento económico. Pero la experiencia de la Gran Recesión de 2008-2009 y la crisis pandémica de 2020 parecen haber dado una importante lección a la jerarquía económica del FMI.
Ahora la economía mundial sufre un “crecimiento anémico”.
Y la globalización se está fragmentando según líneas geopolíticas: en 2023 se impusieron alrededor de 3.000 medidas de restricción del comercio, casi tres veces más que en 2019. Georgieva está preocupada: “La fragmentación geoeconómica se está profundizando a medida que los países cambian los flujos comerciales y de capital. Los riesgos climáticos están aumentando y ya afectan al desarrollo económico, desde la productividad agrícola hasta la confiabilidad del transporte y la disponibilidad y el coste de los seguros. Estos riesgos pueden frenar el crecimiento de las regiones con mayor potencial demográfico, como el África subsahariana”.
Mientras tanto, las tasas de interés más altas y los costes del servicio de la deuda están ejerciendo presión sobre los presupuestos gubernamentales, dejando menos espacio para que los países proporcionen servicios esenciales e inviertan en las personas y la infraestructura.
Por eso Georgieva quiere un nuevo enfoque para su próximo mandato de cinco años. «Con la reciente mejora de las perspectivas globales a corto plazo, los responsables de la formulación de políticas del G20 tienen la oportunidad de recuperar el impulso político, fijando sus miras en un futuro más........© Tercera Información
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