La mentira
No conozco una definición más precisa del Estado que la que Nietzsche dio en Asà hablaba Zaratustra: âEstado se llama el más frÃo de los monstruos frÃos. Es frÃo incluso cuando miente; y esta es la mentira que sale de su boca: âYo soy el puebloââ.
A lo largo de su historia el Estado ha dado prueba de ello. En México, sin embargo, esa frialdad adquirió la dimensión del cinismo con la llegada al poder de la autonombrada Cuarta Transformación. Aun cuando el viejo priismo unificó en la idea del Estado al gobierno, al partido y al pueblo, y gobernó a base de mentiras, miedo y violencia, nunca, hasta el ascenso de Morena, se atrevió a decir que el Estado, el partido en el poder y el pueblo son una sola y misma cosa.
Esa mentira que, como dice el propio Nietzsche, sólo creen âlos supefluosâ, âlos demasiadosâ que el Estado âdevora, masca y rumiaâ, ha llegado con la administración de Morena a grados demenciales al querer hacernos creer que el Rancho Izaguirre no era un campo de exterminio, sino de reclutamiento y, como en su momento lo hicieron el PRI y Enrique Peña Nieto con la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotinzapa, buscar reducir la violencia sistémica que padece el paÃs desde hace 20 años, al esclarecimiento de lo sucedido en ese Rancho.
Contra los testimonio del pueblo, es decir, de las vÃctimas que lo descubrieron y junto con miles de fosas clandestinas han descubierto otros, de los testimonios de quienes © Proceso
