Pequeñas F(r)icciones: La sombra de Fujimori
Hace casi dos décadas que entrego mi imagen capilar a la voluntad y talento de Lupe, la peluquera de siempre. Es un alivio solo ir y sentarse sin tener que explicarle —a estas alturas ella ya lo sabe mejor que yo— cómo quiero que me quede el cabello. Sin embargo, la necesidad de una atención rápida y su inesperada ausencia me obligaron a buscar otros rumbos. Luego de una investigación sumaria, llegué a uno de los pocos locales clásicos que todavía quedan en Lima: señores profesionales del corte que usan navaja, afilador de cuero y que le tienen prohibida la entrada a los disfuerzos vocales de Bad Bunny y afines.
Mientras esperaba mi turno —hacía un poco de frío—, me hundí en un cómodo sillón. Y tanto a mi izquierda como a mi derecha los únicos dos peluqueros se enfrentaban, cada uno por su lado, a sendas cabelleras. Arriba, casi pegado a la pared, el televisor arrojaba las imágenes del féretro de Alberto Fujijmori. Una voz en off dijo: “Repetimos, el Gobierno ha determinado tres días de duelo nacional y que se le otorgue honores de Estado al expresidente Fujimori”.
—¡Increíble!, tres días de duelo y honores de Estado a alguien que ha estado preso por asesino y corrupto.
Aquella frase demoledora había salido del cliente que estaba a mi izquierda. El peluquero de ese lado, impertérrito, seguía con su labor de Fígaro. Entonces, cuando el silencio estaba terminando de instalarse, otra voz, como rugido de animal herido, retumbó el local y sus ventanales.
—Bien dicen que la ignorancia es atrevida —respondió el que estaba a mi derecha—. Fujimori no solo se merece el duelo y los honores de Estado, sino que........
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