¿Novedoso o contrario a lo conocido?
Dentro de algunos meses entraremos, una vez más, en tiempo de decisiones. Aunque todos nos alegramos de poder elegir, de poder optar, sobre todo cuando hay exceso de oferta —¡y vaya que la habrá!—, la realidad es que decidir no es un proceso en el que nuestra mente se embarca alegremente. Es costoso en términos de energía: hay que sopesar las alternativas, analizar pros y contras, considerar las consecuencias a corto y largo plazo. Y, cuando se trata de algo importante, como quiénes van a regir nuestros destinos en el nivel nacional y regional, la incertidumbre se intensifica. A menos que seamos militantes convencidos, siempre queda la duda, la angustia de si........
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