¡Dos chelas más y nos vamos!
Es la típica frase de los jóvenes cuando quieren seguir la fiesta. Usted, estimado lector, sabe cómo acaba esa historia. Después de las dos chelas, seguirán dos más y luego dos más hasta que se cierre la cantina.
En ese camino destructivo ha entrado nuestro país en términos fiscales. Nos hemos olvidado de lo que fue la crisis de la deuda y los efectos nefastos de la hiperinflación y la destrucción del crecimiento en nuestro país. Todavía no percibimos los riesgos porque se ven lejanos en el tiempo, pero si seguimos por esta ruta, terminaremos inexorablemente en una crisis fiscal tarde o temprano.
Si bien es cierto que hay que usar el gasto público o los beneficios tributarios como instrumentos potentes para acelerar el crecimiento, reducir la pobreza y atender vulnerabilidades críticas de la población, esto hay que hacerlo de manera adecuada. En primer lugar, el déficit fiscal debe estar controlado y, en segundo lugar, los instrumentos que se usen deben servir efectivamente para generar beneficios para la población.
Pero lo que se está viendo es un descontrol del déficit fiscal y la implementación de políticas que no tendrán ningún........
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