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Yo soy la próstata de Joe

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26.05.2025

Los nacidos antes de Internet conocimos la curiosidad. Ese apetito intruso por descubrir, esfuerzo innecesario para el crío contemporáneo rodeado de wifi, nos llevaba a rebuscar debajo de la alfombra, revisar el fondo de los cajones, absorber todo lo que se ofrecía en vitrina. El escaparate perfecto para excitar ese interés era el quiosco de la esquina. En su colorida variedad impresa, portátil e enciclopédica, reunía todo lo que por conocer había en el mundo.

Entre esas revelaciones había un artefacto de papel pequeño en tamaño, pero generoso en contenido, que los antiguos llamaban revista. Se trataba de Selecciones del Reader’s Digest, publicación que siempre contenía 31 artículos, honrando su periodicidad mensual, y que parecían todos redactados por la misma mano: un prodigio de la edición. Tal como su nombre lo indicaba, se trataba de una selección de textos digeridos para el feliz consumo del curioso. Esta propuesta varietal tenía que ver con su origen.

Dewitt Wallace era un joven norteamericano de veintipocos años que convalecía de heridas de metrallas luego de la batalla de Verdún, Primera Guerra Mundial. Postrado en una cama, la televisión no existía ni en sueños, mataba el tiempo buscando qué leer. En cama se le ocurrió reunir las mejores historias desperdigadas........

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