En las últimas semanas, hemos tenido muestras de los dos extremos de calidad institucional del Estado peruano. Empecemos por lo bueno, aunque cada vez sea más escaso.

El Banco Central de Reserva es, sin duda, el ejemplo más emblemático del Estado que necesitamos tener. Su profesionalismo técnico, liderado en estos últimos cuatro periodos por Julio Velarde, es indiscutible. La solidez de la política monetaria peruana es reconocida internacionalmente y el país ha pasado en 35 años de una hiperinflación a tener una moneda en la que algunos extranjeros ahorran. Lograr una moneda sólida era la prioridad indiscutible en los noventa, y nadie en su sano juicio hubiera podido imaginar lo que hoy se ha logrado.

No se debe al movimiento de cejas de su presidente, como el genial Hernán Vidaurre se vanagloria en Los Chistosos, pero sí a un liderazgo que construye institución. Que recientemente se haya pronunciado Velarde sobre quiénes podrían ser buenos candidatos para sucederlo, nombrando a Paul Castillo, gerente........

© Perú21