No hay poronga que me venga bien
Todo lo que impacta en tu vida al día de hoy tiene que ver absolutamente con tu mamá y tu papá. Todo, completamente todo. Tu relación con el dinero, el trabajo, el éxito profesional, tu conexión con la vida, tu dependencia emocional, tu relación de pareja, los límites saludables con tu entorno, tu capacidad de amar, tu autoestima. La mayoría de las cosas que no funcionan en nuestras vidas están conectadas a mamá y papá. Ellos son ese portal hacia la plenitud.
“Necesitas urgentemente sanar a tu mamá y a tu papá porque, en el momento en que lo hagas, tu vida va a cambiar para siempre”, fue la frase con la que daba por concluida mi psicoanalista la sesión de la semana. Veníamos de muchas conversaciones en las que el no sentirme suficiente para absolutamente nada ni nadie ya comenzaba a tener un impacto en todas las áreas de mi vida.
Caí en cuenta de ello cuando Flavia (mi enamorada de nacionalidad argentina en ese entonces) daba por concluida nuestra relación de ocho meses.
“No aguanto más, flaco. Termino porque a vos no hay poronga que te venga bien. Me tenés podrida con tu mala onda. Estás roto y yo no me pienso romper con vos”.
Sanar es estar en paz con lo vivido, con lo que pasó, resignificar el pasado y desde ese lugar entender que ellos también fueron niños heridos y que hicieron lo que pudieron con sus recursos emocionales, con su nivel de consciencia disponible. Sanar a mamá y a papá no se trata de echarles la culpa ni de pedirles explicaciones para que finalmente cambien.
Sanar a ambos tiene que ver con aceptarlos, tomarlos tal y como son, encontrando en ellos lo perfecto de sus imperfecciones con la firme convicción de que la........
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