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El hombres sin límites

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17.06.2025

Primero YO, luego mi pareja y después mis hijos. Ese es el orden. No eres un buen ejemplo si te inmolaste por tus hijos, si te quedaste vacío de tanto dar. Sacaste de tu vida tus metas, tus sueños, tus ilusiones; te convertiste en un papá gris, deprimido. Los niños necesitan ver a sus padres plenos, wno sacrificados. El principio de ser yo la prioridad para poder priorizar a los que amo es fundamental, pero lo hemos olvidado.

Estamos convencidos de que ser los padres Uber absolutamente todos los fines de semana es amor y seguro que tus hijos te lo agradecerán, pero no necesariamente serás el ejemplo que necesitan para poder ser quienes quieran ser en sus vidas.

El concepto del amor sacrificado, de darlo todo hasta drenarme, del primero los demás y yo para después, tarde o temprano nos pasará factura, nos habrá convertido en personas que no saben poner límites y, peor aún, hay un precio invisible que pagarán nuestros hijos.

Esta reflexión viene a colación de dos últimos episodios que tuve este fin de semana. El primero, a propósito de una invitación a almorzar en casa de unos amigos. De pronto uno de mis hijos tuvo la genial idea de no querer comer nada de lo que había. “Papá, no quiero comer carne, no me gusta”. “OK, mi vida, entonces come el pollo que está en la parrilla”.

“No quiero comer pollo”. “Bueno, mi amor, si no quieres comer el pollo ni la carne, no hay otra opción. Pero tú ya sabes que, si no comes eso ahora, no comes nada hasta la hora de la cena, y lo que va a haber será exactamente lo mismo, no va a cambiar”.

Conato de berrinche (es decir, arranque de frustración) y mi última oración fue: “Mi vida, tú eliges, carne o pollo, pero no hay más. Esto........

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