Segunda temporada
Habrá visto esos vídeos en Facebook en los que un actor disfrazado de arbusto, agazapado en maceta, se levanta repentinamente al pasar unos transeúntes. Se asustan, saltan, gritan y uno que otro cae sobre la vereda. Luego, la mayoría se ríe y celebra, pero, antes carajean en todos los idiomas. Lo imprevisto asusta. Alfred Hitchcock explicaba que el éxito de sus películas se debía a que, mientras contaba la historia, adelantaba al público información sobre el peligro que corría el personaje principal, pero que este aún no lo sabía. Ese era el contrapunto, el suspenso del público por saber si llegaría la desgracia y la tranquilidad que disfrutaba el personaje, ignorando lo que se le venía encima. Las películas de desastres utilizan ese recurso. Sabemos que se viene un terremoto, un tsunami, la explosión de un volcán o el fin del mundo; pero los personajes, no. Comen, beben, bailan, celebran y ríen. En Titanic, el iceberg ha perforado la nave que se empieza a inundar. Mientras tanto, Jack dibuja desnuda a Rose, adornada solo del Corazón del Mar, un diamante azul........
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