Que Dios nos agarre confesados
Hay cosas difíciles en la vida: explicarle a tu hijo que Santa Claus no existe y convencerte tú mismo de que Dios tampoco. Para dirimir entre conservar la fe y perder la esperanza, dos tribunales han sentenciado que Santa y Dios existen, o algo parecido. El primero fue en 1947 ante las cortes de Manhattan. Macy’s había contratado a Kris Kringle para que hiciera de Santa Claus. Kringle parecía saber mucho de los chicos, cómo andaban en la escuela, qué pasaba en casa, y conversaba de igual a igual con ellos. Algo más, si Macy’s no vendía lo que los chicos querían por Navidad, en lugar de manipularlos para que cambiaran de regalo, les decía a las mamás en qué otra tienda comprarlo. Esa empatía con los chicos y la complicidad con las mamás fue un éxito: llevó más gente a las tiendas y se vendía más. La competencia los demandó por fraude: “Santa no existe, todo es un engaño”. Durante el juicio, Kringle confesó que era el verdadero Santa. El Departamento de Correos aprovechó para deshacerse de miles de cartas que los chicos enviaban y las depositó en el juzgado a........
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