De la Buena Muerte a la resurrección
La Buena Muerte une la Semana Santa y la gastronomía peruana. Veamos. El Cristo de la Buena Muerte fue una talla atribuida a Pedro de Mena (1660). Presidió la iglesia de Santo Domingo (Málaga) hasta que fue quemada durante los odios que llevaron a la guerra civil (1931). Se salvaron, chamuscados, una pierna y el pie de la otra. A partir de estos y de fotografías, Francisco de Palma talló la imagen actual (1941), tan grandiosa como la primera, un Cristo crucificado. Es protector de la Legión, una de las fuerzas élite de España. El Jueves Santo los legionarios la sacan en procesión, en desfile militar, echada y alzada con una sola mano, mientras cantan “El novio de la muerte”, himno adaptado de un cuplé que solía cantar Lola Montes (1921). ¿Cómo llamar La Buena Muerte a lo que fue una tortura salvaje? Porque buena muerte es lo que se llama, por ejemplo, a morir dormido, libre de angustias y sufrimientos. Pero también se le llama a la muerte advertida, aquella en la que el muriente sabe que........
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