Poder: Lealtad y traición
Desde el poder hay dos pulsiones vitales y humanas contrapuestas: lealtad y traición. Desde los inicios de la humanidad, la traición ha estado presente. Caín y Abel, Judas y Jesús o Bruto y Julio César en Roma.
La lealtad implica cumplir el juramento que se hace ante el líder —muchas veces de rodillas— ante la Biblia y crucifijo. El ansiado fajín ministerial, sobre todo en quienes traen una vida sin muchos merecimientos, catapulta magullados egos hacia la cúspide momentánea. Olvidan que eso tan impresionante es fugaz, y prontamente harán paso al corrillo: “ya se cayó el arbolito donde dormía el pavo real, ahora dormirá en el suelo como cualquier animal”.
La traición es consustancial al poder.........
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