El asesinato de un menor de 17 años en una céntrica estación del Metro de Lima, a plena luz del día y con aglomeración de usuarios es un recordatorio del caos en el que sobrevivimos. Sicarios en motocicleta, uno de ellos disfrazado con un chaleco del Ministerio de Salud, ubica a su objetivo y le dispara a mansalva.

No es un hecho aislado, es una muestra brutal de cómo las mafias operan en estos espacios sin que las autoridades controlen y, sobre todo, protejan a más de medio millón de pasajeros que se movilizan a diario en este sistema de transporte.

El asesinado en la estación La Cultura en San Borja, como la mujer acribillada en la estación Pirámide del Sol en San Juan de Lurigancho, tienen algo en común:........

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