El absurdo mundo Boluarte
En el mundo Boluarte, la censura no es un castigo a la ineptitud, sino un pasaporte diplomático y currículum, un premio a la lealtad o, más bien, al servilismo. Hace unos días, la mandataria gritaba efusiva: “Aquí nadie se rinde, caraj…”, y tiene razón porque en su gobierno nadie pierde, y vaya que se reciclan. Si te saca el Congreso, no importa, te mandamos al extranjero, porque en el mundo Boluarte hay trabajo para la meritocracia del “chi, cheñora”. Valgan verdades: más vale un ‘wayki’ con chamba que un disidente con micrófono, como Otárola.
La repartija de puestos pone en evidencia la desesperación de la presidenta Dina Boluarte para sobrevivir silenciando cómplices. Ciertamente, la puerta giratoria ha existido en otros gobiernos; sin embargo, en el actual........
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