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Breve cacería de distingos

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29.03.2025

No es lo mismo lo sencillo que lo simple. Ambos se parecen, y a la vez son casi opuestos. En términos químicos, la simplicidad sería una solución, y la sencillez un concentrado. Esta sutileza es endémica de la lengua española, lo cual viene a explicar dos cosas: en primer lugar, el hecho de que hasta ahora no haya sido posible traducir fielmente los Versos sencillos de José Martí; y en segundo lugar, el que algunos de ellos sean tan hermosamente oscuros. La simplicidad no tiene hondura, mientras que la sencillez es insondable; por eso lo sencillo, inesperadamente, puede no resultar fácil de entender.

No es lo mismo fiero que feroz. Fiereza es sinónimo de vehemencia, y ferocidad es apenas un segmento de esa escala. Si llamamos fieras a los animales salvajes es más por su naturaleza indómita que por su eventual ferocidad. El corazón, el carácter, la mirada, el dolor, y todo aquello que comporte intensidad puede ser fiero, sin necesariamente volverse feroz. Por el contrario, un combate profesional, los ataques de un depredador, o la política de exterminio dictada desde un despacho, suelen ser epítomes de ferocidad y, al mismo tiempo, cosas supremamente desapasionadas. (Nothing personal). La fiereza, de signo positivo, es hija de la libertad, y como tal puede estar llena de matices; la ferocidad, de signo negativo, es hija de la necesidad, por ello tiene sólo una expresión.

Consideremos ahora el dogma y el progreso, dos vocablos con evocaciones contrapuestas. ¿Quién ha asentado el dogma? Lo han asentado los menos dogmáticos entre los seres humanos, los de vista de águila, los que no alcanzamos a comprender, o los que no pueden pararse a explicar sus visiones. Cuando sus seguidores pecan de dogmáticos esas visiones pueden anquilosarse, indudablemente. La culpa, sin embargo, no es del dogma;........

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