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La ira de Dios o el arte de la estupidez

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sunday

Después del ataque que sufrió Donald Trump el 3 de julio de 2024 en Pensilvania, dijo: “Me gustaría pensar que Dios me salvó con un propósito, que es hacer que nuestro país sea más grande que nunca” bajo el eslogan Make America Great Again. Por otro lado, también Benjamín Netanyahu se considera el elegido por Dios. Se ve como a un mesías que, bajo la inspiración y amparo de la Torá, justifica la guerra y las matanzas que está llevando a cabo para reconstruir el Gran Israel emulando así al rey David, quien, dicen, amplió su territorio a golpe de espada, ocupando lo que hoy es Egipto, Jordania, Irak, Siria, el Líbano, y, por supuesto, Palestina. Dos poderes guiados por Dios que, en la búsqueda de sus intereses, de los que más adelante hablaremos, han tropezado con Irán. Cuyo gobierno, bajo el poder del líder supremo Ali Jamenei –otro mandatario que ha sido señalado por el dedo de Dios– no está dispuesto a permitir que esto suceda.

Como siempre, el supremacismo y la grandeza de estos mandatarios están respaldados por el fundamentalismo de sus respectivas religiones. Como siempre, sus embustes y bravuconadas desmienten sus planes programáticos. Como siempre, ninguno de los dirigentes mencionados consiente que se les lleve la contraria.

Trump –simpatizante del cristianismo–, que en campaña prometió –y está cumpliendo– deportar a los que considera inmigrantes ilegales a terceros países, también afirmó que iba a acabar con las guerras de Ucrania y Gaza y que, además, no iba a empezar nuevas contiendas. No sólo ha incumplido esas promesas, sino que,........

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