El presidente Donald Trump no dará un paso atrás en su absurda decisión de deportar masivamente a miles de migrantes principalmente mexicanos; lo hará con violencia desbordada, violando derechos humanos, rompiendo a la Unión Americana y haciendo trizas el corazón de la esencia estadounidense: la libertad.

En el primer círculo de la presidenta Claudia Sheinbaum permanece firme la decisión de usar la mejor arma que ha tenido México para enfrentar a Trump: la del diálogo; pero hay un ingrediente adicional en la ecuación que será clave: el activismo espontaneo de miles de personas, en ambos lados de la frontera, que tolerarán el embate trumpista.

Las imágenes que en las últimas 72 horas le han dado la vuelta al mundo son desgarradoras. Madres llorando porque sus hijos están en la escuela mientras el ICE las arresta; hijos con padres esposados que se despiden a lo lejos; policías con rodilla al piso en señal de protesta, manifestaciones pacíficas que se extienden por todo el país, y habrá más.

Pese a que en México la torpeza de legisladores como el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, incrementan el conflicto con los sectores de la derecha radical que gobiernan Estados Unidos, en el diálogo al más alto nivel que encabeza la presidenta Sheinbaum con el canciller Juan Ramón de la Fuente, México no........

© La Razón