Ayer cumplimos 300 días de un viaje inesperado, un viaje que comenzó con la escapada de las garras de los esbirros de Maduro que querían encarcelarnos, torturarnos o desaparecernos y que siguió con la búsqueda de refugio en la embajada argentina en Caracas, dónde fuimos acogidos gracias al apoyo del gobierno de Javier Milei.

Al mirar hacia atrás, no puedo evitar sentir una mezcla de emociones: furia, esperanza y compromiso, pero sobre todo, una profunda gratitud por la resistencia que hemos encontrado en la adversidad.

Desde el primer día, nos hemos enfrentado a un asedio constante.

La presencia de agentes de la policía de Maduro, armados hasta los dientes, ha sido nuestra dura........

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