Luis Alberto Perozo Padua: El Luis Herrera que conocí
Luis Herrera Campins no nació en Barquisimeto, pero su arraigo con la ciudad lo convirtió en uno de sus hijos más entrañables. El cronista Carlos Enrique Guerra Brandt revive en esta entrevista los días juveniles del presidente y los lazos indelebles que lo unieron a la capital larense
Corría diciembre de 1978 y Venezuela despertaba con nuevo presidente electo. Luis Antonio Herrera Campins (4 de mayo de 1925 – 9 de noviembre de 2007), abogado, periodista y político de verbo culto y espíritu sarcástico, había sido elegido para un mandato de cinco años que ejercería entre 1979 y 1984. Pero mientras otras ciudades lo esperaban con protocolos y corbatas, su primera visita como presidente electo fue a Barquisimeto, la ciudad donde había sembrado afectos y memorias.
Carlos Enrique Guerra Brandt, entonces un adolescente de 14 años recuerda aquel episodio como si lo proyectara una cinta sin cortes. “La Guardia de Honor rodeó toda la cuadra. Era extraño ver tanta vigilancia, hasta que nos avisaron que el presidente estaba a escasos metros, en la casa de los Zapata Escalona, vecinos nuestros. Salimos con curiosidad y asombro. Allí estaba él, sentado en la sala, enflusado, como uno más de la familia”.
Luis Herrera Campins no había nacido en Barquisimeto. Lo hizo en Acarigua, pero como muchos otros que se afincan en la ciudad crepuscular, se volvió un barquisimetido, ese gentilicio afectivo con el que los locales adoptan a quienes la hacen suya para siempre.
“La palabra clave con él fue siempre el arraigo”, afirma Carlos Enrique Guerra Brandt. “Conocía a todos, recordaba nombres, anécdotas, esquinas, casas y melodías”.
El Barquisimeto silencioso
Luis Herrera Campins vivió en la........
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