Pensé mucho en cómo soltar mis ideas en este artículo de opinión, pues en un país donde la política está marcada por la desconfianza, es fácil caer en etiquetas que no siempre reflejan la realidad. Muchas veces he sentido que he sido señalado, injustamente, dentro del grupo de opositores funcionales al gobierno nacional. Sin embargo, en mi defensa, debo sostener lo que muchos saben con claridad: nunca he pactado con el poder, ni me he beneficiado de sus estructuras, ni he jugado a la supervivencia dentro del sistema corrupto de la partidocracia.

Lo que me distingue, es mi convicción de que el voto es una herramienta sagrada de cambio, incluso en medio de la manipulación, como ocurre en los días que corren. También en creer e impulsar las ideas en política. Siempre he creído que un gobernante deber tener ideas y ser capaz de decirlas y defenderlas por encima de todo. Mi error, no ha sido negociar con el oficialismo, pues nunca lo he hecho, estoy en política por convicción, no por conveniencia o aprovecharme de manera personal; mi equivocación ha sido, haber quedado atrapado en la percepción de quienes sí lo hicieron. La realidad es que mi participación en estructuras partidistas intervenidas........

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