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Territorios en pugna

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06.01.2025

El segundo gobierno de Donald Trump se presenta con la expectativa de acciones relevantes en materia de relaciones internacionales, con claras implicaciones geopolíticas y sus posibles consecuencias estratégicas y hegemónicas. Trump podrá ejercer una fuerte influencia en las corrientes del comercio internacional por medio de la aplicación de tarifas, así como en los mercados financieros, con las decisiones presupuestales, los flujos de inversión y de endeudamiento. En cuanto a las decisiones político-militares, se apunta a intervenciones en conflictos como los que se extienden por Medio Oriente, la guerra en Europa, la relación con China y las medidas que se desplieguen en el espacio de la integración económica de Norteamérica. Esta será una versión “recargada” de su movimiento MAGA (hacer a América grande otra vez).

La geografía expresa una dimensión política explícita. A primera vista y desde la región que abarca el T-MEC, la postura planteada en la campaña y mantenida una vez siendo presidente electo se ubica como un encuadramiento de las relaciones comerciales y de inversión de índole proteccionista, lo que podría forzar ajustes en los patrones de producción, el flujo de mercancías y capitales. Tanto Canadá como México están muy expuestos en esta cuestión. Canadá reaccionó y Trudeau visitó Mara-Lago de inmediato. Trump arremetió con la baladronada de anexar a ese país como el estado número 51.

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© La Jornada