Reforma histórica
Viri Ríos, aguda gambusina del periodismo, calculó que si la oposición hubiera llamado a votar, su incidencia en los resultados habría sido mayor a la de los responsables de la reforma judicial.
Ese cálculo, como otros que circulan en la opinión pública, fue sin duda numinoso. En Coahuila –territorio priísta–, donde se registró la mayor afluencia de votantes, el caudal de los sufragios fue racional al que se obtuvo en todo el país, es decir, mucho menor al que registran las elecciones de autoridades legislativas y ejecutivas en el plano estatal o federal.
Aunque la oposición no hubiera llamado a la abstención, su lucha desaforada por echar abajo la reforma judicial no habría elevado significativamente el saldo de la votación en favor de sus candidatos.
A estas alturas ya se han señalado y contabilizado los errores cometidos por los órganos responsables de impulsar la reforma judicial y organizar la elección de los juzgadores en sus diferentes niveles. Muchos son ciertos y, más que éstos, los que la invención opositora les recrimina con ánimo de casus belli. Creo que lo único recriminable es que los voceros de aquellos órganos no asuman con autocrítica los errores que objetivamente se cometieron.
Pero yo pienso la reforma judicial desde el año 2075. Se la verá como una reforma histórica y en ella no aparecerán los miles de muecas, retobos, exégesis alarmantes y........
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