La posibilidad de quemar libros
Canadá es el laboratorio de estupidez de Occidente. Si algún gobierno del mundo cree que ha levantado la liebre e inventado una tontería woke realmente inédita, que mire bien, porque apuesto lo que quieras a que el idiota de Trudeau lo habrá hecho antes, o la influencia de su campo gravitatorio de taras diversas habrá atrapado a otro canadiense dispuesto a hacerlo. La luz viaja a la velocidad de la estupidez posmoderna.
A raíz del colapso intelectual a pares de López Obrador y la chica de apellido de onomatopeya pirotécnica, Sheinbaum, he recordado que Canadá ya organizó hace tiempo una ceremonia de reconciliación con los pueblos indígenas. El asunto, organizado por un grupo de escuelas canadienses, consistió en la quema de 5.000 libros, incluyendo ejemplares de Tintín, Astérix y Lucky Luke. Ah —inserte aquí un suspiro—, me encanta el olor a intelectual frito por las mañanas.
Siguiendo este modelo canadiense, apoyo ahora que el Gobierno organice ahora un acto de reconciliación con los indígenas mexicanos con presencia de todo el Consejo de........
© La Gaceta
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