Carta a mi supermercado
Querido supermercado cercano a mi casa: te aborrezco. Estás perfecta e inconvenientemente ubicado entre el lugar en el que vivo y en el que trabajo, y te confieso que es esa la única razón por la que te visito casi todos los días. Con mucha necesidad y poca ilusión, como un oficinista promedio.
No me gustas ni te gusto. Digámoslo sin rodeos: tú no me quieres como cliente y a mí no me molestaría que tú entraras en bancarrota. Somos una especie de matrimonio por conveniencia: no hay amor, ni esperanza en el futuro, ni erotismo, en ninguna de sus formas.
Y hablando de erotismo, tengo fantasías lúbricas en las que llego a tus pasillos y encuentro en tus estantes cilantro fresco y hortalizas todavía con gotas de rocío, y me........
© La Crónica del Quindío
