La alegría es un plato que se come frío…
Tal vez te lo conté y luego se me le olvidó. Mi abuelo paterno, del cual mi viejo me contaba la inmensa ternura y cariño, era español. No sé exactamente de dónde, paré que de Madriz.
Zapatero remendón era mi abuelo, la modestia personificada. Mi abuela murió en el parto, y la mala suerte y las privaciones – anda a saber – se llevaron al abuelo cuando mi padre tenía apenas seis años de edad.
Todas esas cosas, sumadas a la Radio Manuel Rodríguez de San Fernando en la que locuteaba el Chito Morales, y un programa imperdible – Cantares de España –, me dejaron un amor desconsiderado por los fandangos, las saetas, las bulerías, las seguidillas y otros pasos dobles.
Hoy por la mañana recibí de golpe dos o tres cosillas que me alegraron el día muy de madrugada. La primera, un fandango cantao por Rafael Hidalgo Romero, El Cabrero:
Es la que me dio la vida
La única escuela que tuve
Es la que me dio la vida
La lluvia, el sol y el silencio
Lo único que tenía
Frente a mí como maestro…
Lo que prueba que hay quien le rinde homenaje a las gentes simples, como mi padre, criados en la calle, en la escuela de la vida. ¡Qué ganas de ser creyente para decirle a Rafael Hidalgo Romero, El Cabrero: “Que Dios te guarde, hermano”!
Luego leí a mi mentiroso preferido, un gurú de la economía, un yanqui que trafica con asesorías y consejos para hacerse rico sin trabajar: John Mauldin.
Su última parida se titula “Why DeepSeek Is Bullish for the World”. Tú ya sabes, DeepSeek, una pinche empresa china que con un poco más de un IBM S/360 desarrolló una inteligencia artificial que dejó a Elon Musk y a Marck Zuckerberg con diarrea disentérica.
Las anunciadas inversiones que superan los tres centenares de miles de millones de dólares y la babosa especulación en Wall Street se detuvieron en un par de nanosegundos. La sabrosura de la nota de John Mauldin viene........
© Kaos en la red
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