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¡Reaccionemos! ¿No es hora de hacerlo ya?

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02.03.2025

Llamar a reaccionar políticamente a través de internet puede ser muy fácil para quien lo hace. Y muy cuestionable también. Incluso, puede considerarse altanero, petulante. ¿A título de qué el autor de una nota como la presente hace ese llamado?, podría preguntarse. Por supuesto, con justa razón. Pero, más allá de esa crítica totalmente pertinente, ¿por qué no hacer ese llamado? Por supuesto, si se piensa en cambiar las cosas, en buscar una nueva sociedad distinta de la actual, ese llamado debe complementarse con un trabajo político organizativo que excede grandemente el ámbito digital, trabajo que se debe hacer con la gente, en el día a día, en el centro de trabajo, de estudio, en la comunidad, en el mercado, en la calle. Los cambios profundos en la realidad político-social de la humanidad siguen siendo -no puede ser de otra manera- hechos corpóreos, llevados adelante por seres de carne y hueso, gente que pide, exige y logra cambios a través de su movilización, y no solo por medio de la virtualidad del internet. “Que la calle no calle”, se ha dicho. Si callamos, nos derrotan. Esa es la historia de la humanidad: luchas, protestas, acciones. Como dijo Sergio Zeta: “Los pueblos consiguen derechos cuando van por más, no cuando se adaptan a lo «posible»”. Hay que ir más allá de lo posible; quedarse con el posibilismo es capitular. Ahora bien: si el espacio que abre internet puede servir para desarrollar ideas y propuestas nuevas, alternativas, de impacto para el campo popular, ¿por qué no usarlo? En tal sentido, reiteremos el título de este opúsculo, y tomémoslo en serio: ¡Reaccionemos! ¿No es hora de hacerlo ya?

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Los espejitos de colores

El mundo, desde que hay clases sociales -cuando se dio un excedente con la agricultura, hace unos 10,000 años- está dividido entre los que lo poseen casi todo, y las grandes mayorías que no poseen casi nada. Es curioso, vericuetos de nuestra intrincada y paradójica condición humana: desde ese momento fundacional de la historia, siempre pequeñas, muy pequeñas élites manejaron (explotaron/sometieron) a inmensas mayorías. ¿Por qué esas mayorías no reaccionan? Por eso mismo decimos: intrincada y paradójica condición humana.

Así ha funcionado el mundo estos milenios, en todas las latitudes y con las distintas modalidades que tomaron nuestras formas civilizatorias: faraón, emperador, brahmán, rey, sumo sacerdote, huey tlatoani, sultán, zar, mandarín, sapa inca, aristocracia de sangre azul, empresario burgués, etc. Un pequeño grupo poderoso detenta el poder (económico, político, militar, cultural, religioso) y una amplia mayoría sigue sus dictados y trabaja para engrandecerlos. Por supuesto, la historia no es estática: hay continuos movimientos, rebeliones, cambios, alzamientos, revoluciones. La historia de la humanidad desde la agricultura en adelante es la historia de la lucha de clases.

Eso no ha terminado, pese a que hoy la clase dominante (la clase propietaria: industriales, banqueros, terratenientes, tal como se da en el capitalismo en que vivimos), con armas ideológico-culturales muy bien presentadas, quieran hacernos creer que eso se ha extinguido. Warren Buffett, gran magnate de Wall Street, lo dijo sin tapujos: “Por supuesto que hay luchas de clase, pero es mi clase, la clase rica, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando.

Esa confrontación sigue vigente, al rojo vivo, aunque el discurso dominante presente las cosas de tal manera que pretende hacernos creer que ya no hay izquierda y derecha, que la lucha ideológica es algo de un pasado ya superado, que ya no hay conflicto social. Si eso fuera cierto: ¿por qué se mantienen inconmensurables fuerzas represivas con los armamentos más sofisticados para controlar la protesta popular? Hoy día, la represión se da así, con violencia suprema, sin la menor duda. Pero también con las nuevas armas que las tecnologías modernas permiten desplegar: todo el campo mediático.

Manipulación de las grandes masas siempre ha existido; las religiones, en muy buena medida -cualquiera de ellas, de las tantas que hay- han jugado........

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