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Sobre el derecho a migrar y a ser vasco

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25.05.2025

En los últimos tiempos, se ha reavivado un debate clásico en el nacionalismo vasco a cerca de la fórmula para determinar quién es vasco y quién no. No por casualidad, el debate ha adquirido mayor interés en la medida en que la cuestión de la migración ocupaba mayor protagonismo en la agenda política y en los medios de comunicación.

La cuestión gira en torno a si la fórmula “vasco es quien trabaja en Euskal Herria” es una interpretación incorrecta de las posturas históricas de la izquierda abertzale, y si estas posturas no implicaban e implican, además, un rasgo étnico-nacional. El debate se observa absurdo, pues la conclusión a la que llegan en conjunto todas las posiciones es la misma; a saber, que, junto con la condición de trabajar, se requiere la voluntad de ser vasco. Esa voluntad conlleva obligaciones; implica integrarse en la nación vasca, aceptando las condiciones que la definen. Sin embargo, ese añadido es una especie de redundancia autodestructiva. Y es que, si la fórmula citada establece unas condiciones objetivas de existencia nacional, que son las que determinan la nacionalidad de un individuo, la voluntad de pertenencia pretende subjetivizar la nacionalidad, haciendo lo propio con la nación y diluyéndola en impotentes relaciones voluntaristas. Así, en la medida en que el trabajo asalariado, capitalista, se presenta como el elemento indispensable para la integración social y nacional, la voluntad de pertenencia es un absurdo, pues esa voluntad no tiene nada que ver con lo que quiere o no quiere el individuo; la voluntad es simple expresión de unas relaciones sociales determinadas, objetivas. De tal manera que un individuo quiere ser vasco solo si se integra en la comunidad vasca, y eso significa subordinarse a la........

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