No somos nada
Sáhara Occidental.
Me van a perdonar todos los entusiastas que conforman la mayoría llamada progresista, pero España ha vuelto a hacer el ridículo y demostrado su total irrelevancia en el concierto internacional. Irrelevancia consustancial a la inutilidad de los actos, representaciones, divertimentos y demás proclamas que son propias de la palabra vacua que se prefiere al trabajo, menos vistoso, pero útil.
Las manifestaciones, boicot a la vuelta ciclista, la flotilla fantástica, Eurovisión y, en fin, el embargo de armas cuando éstas ya guardan silencio, carecían de toda incidencia en la solución de la situación en Gaza, un conflicto muy antiguo cuyo remedio no podía ser, como se pedía desde aquí a sabiendas de su absurda posibilidad de éxito, la retirada de Israel y el triunfo de Hamás. Pensar que con banderas y barcos de recreo, así como con discursos para el consumo interno se iba a conseguir algo, demuestra que lo perseguido eran intereses muy particulares muy distantes de la preocupación de quienes sufrían una cruel guerra. Sánchez, líder de la estulticia aquí, es ya reconocido como tal fuera y, tarde o temprano, todos pagaremos su urgencia en crear enemigos para mantener su inmenso poder que se extiende sin freno.
Todos........
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