Empiezan señales positivas. ¿Son suficientes? ¿Se mantendrán?
Desde que Sheinbaum fue vista como aspirante seria a la Presidencia, y más aún cuando fue formalizada como candidata de AMLO, el gran cuestionamiento público sobre ella fue si sería simplemente títere de él, o si tendría ideas y estilo propio para gobernar.
Razones para esta duda han habido de sobra, tanto durante su gestión como Jefa de Gobierno, como ahora ya en la Presidencia de la República. Sobre eso se ha escrito mucho. Aunque también ha habido episodios en los que sus decisiones no han sido en réplica a las de AMLO. De eso casi no se habla.
Desde el 3 de junio, y más aún desde el 2 de octubre, se profundizaron las voces que exigen un rompimiento con López Obrador, y que argumentan que sólo ha demostrado ser su extensión, sin abanderar agendas propias ni mostrar un sello personal.
Las temerosas acciones legislativas de la actual legislatura lamentablemente respaldan este argumento. Sin embargo, también ha tomado decisiones y acciones que distan mucho de lo que caracterizó a AMLO durante sus caóticos seis años de gobierno.
Por supuesto, a las voces contrarias a la 4T les parece demasiado poco demasiado tarde. Pero debemos analizar con un poco más de objetividad. Y recordar que seguramente nunca veremos un rompimiento total, pero en la medida que ciertas cosas cambien, puede ser positivo para México.
En el discurso político público, la Presidenta se ha mantenido muy en línea con la narrativa de su jefe político, lo cual es entendible. Si quiere mantener la base social de apoyo que le heredó, debe seguirles........
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