Progresos sin narrativa, el talón de Aquiles de la sostenibilidad
En la última década, se han consolidado avances relevantes hacia una economía sostenible. Las energías limpias son hoy más competitivas que los combustibles fósiles en muchos mercados; la movilidad eléctrica, la agricultura regenerativa, el almacenamiento energético y las finanzas climáticas están escalando rápidamente. Además, los impactos sociales y ambientales de las empresas han pasado a ocupar un lugar central en la definición de riesgos estratégicos, impulsando cambios en modelos de negocio, políticas públicas e instrumentos financieros.
Sin embargo, estos progresos coexisten con una percepción pública que sugiere retroceso o parálisis. La narrativa dominante, alimentada por polarización política y dinámicas mediáticas que priorizan el conflicto, transmite un mensaje de agotamiento. En redes y medios, términos como sostenibilidad, ESG o inclusión social (DEI) se han vuelto objeto de ataques y simplificaciones. Esta disonancia entre hechos y relato está generando un nuevo tipo de vulnerabilidad: el debilitamiento del consenso que sustenta la sostenibilidad.
Parte del problema es estructural. Las plataformas informativas amplifican extremos, reducen matices y recompensan la confrontación. La opinión pública se forma a partir de titulares, no de informes técnicos. Y en ese ecosistema, muchas empresas han comenzado a adoptar un perfil bajo, incluso cuando sus resultados en sostenibilidad (ambiental y social) son sólidos y verificables.
Este repliegue ha dado lugar a un fenómeno creciente: el greenhushing. A diferencia del greenwashing, que exagera logros, el greenhushing oculta........
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