La resiliencia entra en el centro de la estrategia empresarial
En un entorno cada vez más expuesto a disrupciones, la resiliencia se ha convertido en una prioridad para las empresas. Factores como la inestabilidad macroeconómica, los conflictos geopolíticos, la presión regulatoria y el cambio climático han elevado la relevancia de este concepto en las agendas directivas.
No se trata únicamente de gestionar crisis. Las organizaciones enfrentan una exposición constante a condiciones cambiantes que requieren capacidades de respuesta, adaptación y reorganización sostenida. La resiliencia se analiza hoy como parte integral del diseño estratégico y no como una función de soporte operativo.
Este enfoque responde a una realidad concreta. Las estructuras pensadas para contextos estables son cada vez menos efectivas en un entorno de riesgos interconectados. Las empresas que no ajusten sus modelos de decisión, operación y planificación a esta nueva dinámica enfrentarán limitaciones crecientes para sostener su desempeño.
A pesar del creciente consenso sobre su importancia, muchas organizaciones aún carecen de los mecanismos para integrar la resiliencia de manera estructurada. Las respuestas predominantes tienden a enfocarse en medidas reactivas de corto plazo, sin abordar los cambios sistémicos necesarios.
Hablar de resiliencia en términos operativos implica pensar en tres capacidades clave: anticipar, adaptarse y responder. Ninguna de estas puede activarse de manera aislada ni depender únicamente de una función específica dentro de la empresa.
- Anticipar requiere sistemas de monitoreo, lectura temprana del entorno y capacidad para proyectar posibles escenarios.
- Adaptarse implica contar con modelos de operación flexibles, estructuras menos rígidas y opciones previamente diseñadas para........
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