Ucrania: el problema no es solo el quién, sino el qué
La situación es realmente insólita, aunque previsible. Los autócratas tienden a entenderse, y Trump y Putin lo son. El desprecio de Trump hacia Europa y Ucrania, dejándolos al margen de unas negociaciones con Rusia, no deberían sorprendernos tanto, pues Trump no es un político guiado por la inteligencia (la poca que tiene está infantilizada), sino por lo que considera sus intereses particulares, que los extrapola convirtiéndolos en “patrios”. En su mente, la resolución de los conflictos del planeta pasa por imponer su criterio, que a su vez está formado por una ignorancia suprema. Para Trump, Gaza puede ser un negocio inmobiliario, y Ucrania, un espacio........
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