La trampa de lo políticamente correcto
Las convicciones son más enemigas de la verdad que las mentiras.-Friedrich Nietzsche
Vivimos en la era de la vigilancia sobre el lenguaje. Una época en la que cada palabra puede convertirse en prueba de culpa, en un tuit que explota, en una cancelación súbita. Se nos dice que la corrección política es un acto de empatía, un gesto de respeto hacia las identidades históricamente marginadas. Y sí, en parte lo es. Pero también, y no hay que tener miedo de decirlo, es un campo minado de hipocresías.
Lo políticamente correcto ha dejado de ser una herramienta para combatir la discriminación y se ha vuelto poco a poco en un dogma autoritario. Ya no basta con no ofender: hay que hablar desde una plantilla emocionalmente estéril, con frases vacías que no molesten ni a los fantasmas. El resultado es un discurso........© El Universal
