Resistencia democrática
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03.04.2025
La situación actual de Colombia es, sin duda, una de las más delicadas de los últimos tiempos. El país vive una convulsión auspiciada por el talante pendenciero de Gustavo Petro, quien, en lugar de honrar el mandato constitucional de encarnar la unidad nacional, optó por sembrar la discordia, exacerbar la polarización y profundizar las fracturas sociales. En este escenario, la amenaza institucional es tan evidente como alarmante.(Le puede interesar: Las armas de Petro).Desde su llegada al poder, Petro no solo ha demostrado una incapacidad manifiesta para gobernar, sino también una peligrosa propensión a instrumentalizar el Estado con fines personales e ideológicos. Su propósito es claro: perpetuarse en el poder, directa o indirectamente, utilizando sin pudor alguno los recursos públicos como herramientas de manipulación. El deterioro de la gestión, el auge desaforado de la corrupción y el desgobierno como estrategia no son sino la punta del iceberg cuya profundidad es tanto más oscura cuanto más se explora.Gravísima resulta, además, su actitud de abierta desobediencia institucional. Petro ha desacatado decisiones judiciales, ha........
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