En 2024, América experimentó una temporada de incendios forestales sin precedentes, caracterizada por su intensidad y extensión territorial. Según el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus (CAMS), las regiones de Norteamérica y Sudamérica sufrieron eventos de gran magnitud que afectaron significativamente ecosistemas cruciales.

El Pantanal, la mayor zona húmeda tropical del mundo, registró una actividad de incendios forestales histórica. En el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, las emisiones de carbono entre mayo y junio alcanzaron 3,3 megatoneladas, el nivel más alto en 22 años y casi triple del máximo anterior registrado en 2009.

La Amazonía no quedó exenta de la crisis. Las emisiones totales estimadas para 2024 fueron de 176,6 megatoneladas de carbono, las más elevadas desde 2010. Países como Bolivia y Brasil experimentaron una intensa actividad de incendios que provocó una grave degradación de la calidad del aire.

La dimensión ecológica de esta crisis superó las fronteras nacionales, revelando la profunda vulnerabilidad de los ecosistemas tropicales. Los incendios no solo destruyeron superficies inmensas, sino que también disrumpieron los delicados equilibrios biológicos de regiones........

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