“Dejen la bulla carajo”
Pepe fue siempre mi loro preferido, lo cual no destronó a mis guacamayos Lorenzo l ni a Lorenzo ll, pero es que Pepe hablaba mucho y, claro, se robaba la admiración de quienes le conocieron merced a su simpatía y sus ocurrencias.
Pepe no aprendió nunca a decir groserías, que es lo que destaca a esos plumíferos. En cambio, y además de sus sonidos onomatopéyicos, hablaba solo con un lenguaje inteligible que adornaba con unas estentóreas y contagiosas carcajadas.
Sus expresiones más recordadas eran el cálido saludo cuando uno llegaba a la mediagua y decía “hola, mi amorrrrr” y le invadía una alegría tal que daba vueltas y revueltas en medio de........
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