Frente a la trampa del egoísmo
En un mundo marcado por la fragmentación y el egoísmo, trabajar por el bien común se erige como el aglutinante que impulsa la transformación social.
Este compromiso no es un ideal abstracto, sino la vía segura para alcanzar un crecimiento personal y colectivo. Cada acción responsable y con sentido de humanidad se vuelve un eslabón esencial en la construcción de un futuro más justo y solidario.
El individualismo, que nos carcome desde adentro, halla en el bien común su remedio más eficaz.
Al priorizar el bienestar colectivo sobre intereses meramente personales, liberamos a nuestras relaciones de la limitada reciprocidad del intercambio y abrimos la puerta a un círculo virtuoso de generosidad y........
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