La quejadera
Parece que es natural en el humano la necesidad de vivir prevenido, a la defensiva, imaginando lo peor, lo más peligroso, lo más amenazante. Desde tiempos prehistóricos estuvo expuesto al peligro y debió aprender a sobrevivir sin más instrumentos que el miedo o imaginando como terrorífica cualquier situación para poder enfrentarla. Tiempos primitivos donde la inteligencia era elemental y la astucia o conciencia no estaban ni siquiera mínimamente desarrolladas. No había opciones, ni remotas, para la confianza o la seguridad. Estamos hablando de épocas prehistóricas donde se vivía en medio de una naturaleza desbordada, rodeados de animales salvajes, donde el instinto mandaba la parada. Ni inteligencia racional y mucho menos conciencia. Elementalidad en su máximo apogeo. ¿Cómo defenderse? Solo quedaban el miedo y tratar de doblegar el peligro, ‘adelantándosele’........
© El País
