Carmen en Santiago centro: la democracia a dos velocidades
La democracia no es un edificio que se construye solo con ladrillos políticos, requiere cimientos sólidos de bienestar, igualdad y cohesión social.
Imaginen a Carmen, vendedora ambulante en Santiago centro. Diariamente enfrenta una competencia desleal, el acoso de inspectores y el temor de perder su mercadería. Su precariedad se extiende: el tratamiento para la diabetes de su madre la endeuda, mientras sus hijos reciben educación deficiente. Para Carmen, la democracia no es una abstracción; es la falta de un permiso municipal, la indiferencia oficial ante sus necesidades y la angustia de no poder costear la salud familiar. Carmen vive en un Chile a otra velocidad, una donde la dimensión cívica de la democracia no llega o lo hace lentamente.
Chile enfrenta una realidad incómoda: una democracia a dos velocidades. Bajo instituciones aparentemente sólidas, existe una profunda fisura: la desconexión entre el funcionamiento formal democrático y la experiencia vital de una parte significativa de la ciudadanía.
Hemos perdido de vista una verdad fundamental: la salud de las instituciones políticas depende de umbrales mínimos de bienestar y bajos niveles de desigualdad socioeconómica. Esta fractura es alarmante, dado que la mayoría de la ciudadanía (66%), representada por........© el mostrador
