Tristes fanatismos; que hemos de ahuyentar unidos
Ya lo decía en su tiempo, el inolvidable filósofo griego Aristóteles, “la virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”. En el equilibrio está la mansedumbre, o si quieren también, la templanza. Nos agradaría que alumbrase la moderación; sobre todo esto, nos ayudaría a salir del sombrío corredor de los absurdos conflictos e inútiles contiendas. Sería un modo de rebajar el brío huracanado de los grupos de intolerancia religiosa, cultural o social, que lo único que pretenden es cuestionar nuestros valores comunes de paz, justicia y dignidad humana, hasta el punto de que millones de seres humanos han tenido que abandonar los territorios controlados........
© El Informador
