Corazón a corazón; es como se cambia el mundo
Precisamente, nuestra gran asignatura pendiente radica en respetarnos, en no destruir los vínculos que nos abrazan. Para ello, hay que decir adiós definitivamente a las guerras, destronar de nosotros las desigualdades, el consumismo y el uso antihumano de la tecnología. Urge, por consiguiente, abrir la peor de las prisiones: la de un corazón cerrado y endurecido. Hay que tomar nuevos aires, abrirse y no desfallecer ante los obstáculos, que además siempre los hubo, relanzarse con la sensibilidad, para poder fecundar los sueños y hacerlos realidad. No olvidemos que somos peregrinos de un orbe que debe de armonizarse, juntando latidos de proximidad, compasión y ternura. Nadie puede quedar excluido del poema viviente al que pertenece, por tanto, juntemos miradas y acariciemos........
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